Partidos políticos y sus personeros: Peleas con “cachetadas de payasos”

Aquiles Baeza. Febrero 2020.

El sistema trata de “normalizar” el país, lo que implica terminar con las protestas callejeras y en especial con aquellas más rupturistas, violentas como les gusta calificarlas a los medios de comunicación alineados con el gran empresariado.

El plan es simple, pero difícil de lograr, criminalizar a los que protestan de manera “violenta” y destacar a los que están por las protestas pacíficas o que no dañen el “normal” funcionamiento del país.

Protestas validas son aquellas que no afecten el negociado del empresariado y sus ganancias, protestas inválidas y por tanto criminales son aquellas que afecten el negociado.

El problema está en que el empresariado y la élite de poder no seden nada si no ven amenazados sus ganancias. El simulacro de proceso constituyente que inventaron, impulsado por ellos mismos, solo fue posible porque vieron que no hacerlo ponía más en peligro sus negocios. En la práctica el proceso constituyente (acuerdo por la paz), viene a ser una camisa de fuerza para que los cambios sean cosméticos y no para que exista realmente un proceso constituyente.

Pero claro, las apariencias también son importantes.

La élite  preguntó a los publicistas. ¿Cómo sacar de la calle las protestas y su impacto social?, ¿cómo minimizar la importancia del pobre, del marginado que protesta?, ¿cómo colocar a los “vándalos” (pueblo originario europeo exterminado) como sujetos sociales NO validos?

Eureka dijeron los publicistas, tenemos un plan: Inventar peleas falsas o colocar a actores como protagonistas de los verdaderos conflictos, así como en el cine o en los vídeo-juegos, total con ellos podemos llegar acuerdos, son gente comprable, perdón razonable.

Y así, aparecen con alta cobertura mediática peleas con “cachetadas de payasos” entre personeros de derecha, entre personeros de ex Nueva Mayoría, entre o contra personeros del fraude amplio, perdón frente amplio. Inventan enemigos entre ellos, cualquier palabra que pueda sonar a “ruptura” como las de Luis Mesina, Hugo Gutiérrez, Daniel Jadue, Alejandro Navarro, Pamela Jiles son elevadas a hipótesis de conflicto, etc, etc.

En el fondo es colocar el dilema de Chile en un conflicto entre la misma élite de poder o personeros cercanos a ellos y por otro lado  invisibilidad a los verdaderos actores de la revuelta, que es la gente común y corriente, los abusados, los explotados, los marginados.

Pero la revuelta que camina a rebelión es más potente.

 

 

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