La Refundación de las organizaciones sindicales y la Unidad de la clase trabajadora

Eduen Tapias.

A nueve meses del salto del torniquete de nuestra prodigiosa juventud, los trabajadores y el pueblo de Chile le doblaron la mano a la clase política y al empresariado dejando al gobierno sin otra opción que la de entregar el 10% de los ahorros previsionales a sus legítimos dueños. Los trabajadores alcanzaron una importante victoria, que es el comienzo del principio del fin de las AFPs y el entierro del modelo neoliberal impuesto por la dictadura y continuado por todos los gobiernos sin excepción durante las últimas tres décadas.

Por el camino a este pequeño triunfo, pero gran conquista, y teniendo en mente el fin de las AFPs, hacemos un alto y rendimos homenaje a nuestros heroínas y héroes, que entregaron su sangre por las calles, que perdieron ojos, que hicieron desaparecer, que fueron torturados y encarcelados a manos de las fuerzas represivas enviadas por el tirano.

La “clase política” crea y promulga leyes represivas exageradas y precisas en contra de los trabajadores y el pueblo, para mantener a sangre y fuego el sistema de abusos, que les beneficia con ayuda de estas leyes, pero cuando el pueblo despierta y ante su inapelable manifestación y decisión de lucha de fuerza de gigantes, acorrala a la clase política y la llena de miedo, esta, obligada por las circunstancias, se quita la careta, elige su mejor prenda y se viste de oportunista. Entonces convierte su circo en escenario teatral y declama desde sus cómodos sillones, maravillosos, apasionados, calurosos y efervescentes discursos de lealtad al pueblo e incluso votan a favor de la demanda del 10%. Poco faltó para que tanto facistas declarados y uno que otro “opositor” al gobierno llamaran a hacer la guerrilla por el 10%.

¡La gente ya no les cree! El tongo de ellos ya no les funciona.

El costo por el logro del 10% fue caro, muy caro, costó imponderables esfuerzos, sacrificios, mucho dolor, ojos y sangre.

Las Organizaciones de Trabajadores y de la ciudadanía

Al calor de la lucha en las calles, barrios y territorios, el pueblo en rebeldía se dio el tiempo para crear y fortalecer las Asambleas Territoriales, que son el alfa y omega en el proceso y ejecución de la Asamblea Constituyente, para redactar la Nueva Constitución, que es el principal, más importante y omnipresente objetivo de la Revuelta.

Pero, y a pesar de las cientos y muy probable miles de Asambleas Territoriales, nada contundente, esencial y relevante, podrá el pueblo lograr sin la presencia activa y de vanguardia de los trabajadores.

¡Y es aquí, en este trascendental punto de la lucha y de la Revuelta que hemos fallado!

La clase trabajadora y sus organizaciones se encuentran atomizadas y en estado inerte. Es de vital importancia que las organizaciones de la clase trabajadora se agilicen, se conviertan en diligentes, dinámicas, que abogen por la unidad de los trabajadores y que desempeñen el rol de defensa y de vanguardia de los intereses y fines de los trabajadores dentro del sistema capitalista.

Los “supuestos partidos y organizaciones de los trabajadores”, que se arrojan los galones de ser vanguardia del proletariado en sus luchas, son responsables directos también de la ineficacia de las organizaciones de la clase trabajadora. No han estado a la altura de la máxima de Salvador Allende, que es la unidad de los trabajadores.

Las organizaciones sindicales en muchos casos se encuentran divididas y con fuertes problemas de carácter ético, inducidos y aplicados durante y post dictadura, que aun en el presente perduran, tales como coimas y “mojación” a  “pseudo dirigentes” de parte del enemigo de clase. Existe además un alto nivel de apernamiento, burocratización en las organizaciones de la clase trabajadora.

Falta una línea y programa claro y conciso de acción de clase, que una a todos los trabajadores y trabajadoras de Chile.

Las organizaciones sindicales de los trabajadores deben ser refundadas, para que estén a la altura de las circunstancias históricas que el presente exige, tanto programática como organizativa. Los pseudo dirigentes burocratizados, apernados, coimados y “mojados” deben removidos por los miembros de los Sindicatos, Federaciones, Confederaciones, Uniones y Centrales pues con su conducta y actuar paralizan las luchas de los mismos trabajadores.

La refundación a todo nivel de las organizaciones sindicales debe ir en dirección y en concordancia con los objetivos, ideales y espíritu de lucha de Recabarren y Clotario Blest.

Esta es parte de la Declaración de principios de la Legendaria Central ÚNICA de Trabajadores de Chile en 1953, en el año de su Fundación.

El régimen capitalista actual fundado en la propiedad privada de la tierra, de los instrumentos y medios de producción y en la explotación del hombre por el hombre, que divide a la sociedad en clases antagónicas, explotados y explotadores, debe ser sustituido por un régimen económico social que liquide la propiedad privada hasta llegar a la sociedad sin clases, en la que se asegure al hombre y a la humanidad su pleno desarrollo, […] La Central Única de Trabajadores realizará una acción reivindicacionista encuadrada dentro de los principios y métodos de la lucha de clases, conservando su plena independencia de todos los Gobiernos y sectarismos político partidistas. Sin embargo, la Central Única de Trabajadores no es una central apolítica: por el contrario, representando la conjunción de todos los sectores de la masa trabajadora, su acción emancipadora la desarrollará por sobre los partidos políticos, a fin de mantener su cohesión orgánica. […] La lucha sindical es parte integrante del movimiento general de clases del proletariado y de las masas explotadas, y en esta virtud no puede ni debe permanecer neutral en la lucha social y debe asumir el rol de dirección que le corresponde. En consecuencia, declara que los sindicatos son organismos de defensa de los intereses y fines de los trabajadores dentro del sistema capitalista. Pero, al mismo tiempo, son organismos de lucha clasista que señalan como meta para la emancipación económica de los mismos, o sea, la transformación socialista de la sociedad, la abolición de clases y la organización de la vida humana mediante la supresión del estado opresor.»

A REFUNDAR LAS ORGANIZACIONES DE LOS TRABAJADORES

Crear una, dos, tres muchas Plaza de la Dignidad por todo Chile

Las luchas es en y desde los territorios

Asamblea Constituyente para redactar la Nueva Constitución

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