4 de julio: La independencia de los Estados Unidos, un historial imperialista contra los pueblos

Guillermo Ulloa

Hace unos días atrás, el 4 de julio, las y los norteamericanos conmemoraron el aniversario número 248 de la independencia, por sobre la corona inglesa.

Son 248 años en donde la nación del norte ha construido su poderío frente al resto del planeta, por medio de sus maniobras de injerencia, trayendo consigo el saqueo, las invasiones militares, los golpes de Estado orquestados y el asesinato preparados por sus aparatos de seguridad a líderes populares tanto en su territorio como fuera de él.

Nuestra América, como otros rincones de nuestro planeta, serán testigos y a la vez víctimas del histórico actuar de los Estados Unidos y se transformarán en verdaderos baños de sangre contra nuestros pueblos, en nombre de la llamada «libertad» que desde la Casa Blanca instauraron a lo largo de estos 248 años de existencia.

La historiografía como el periodismo que, en las últimas décadas, por medio de variadas investigaciones han desarrollado, como los Estados Unidos desde su creación ha presupuesto como un objetivo, el expansionismo más allá de sus fronteras, tanto en la toma de territorios como ocurrió en las primeras décadas del siglo XIX, y también en la injerencia en otras naciones, aplicando todos los medios posibles para mantener sus intereses.

Algunos autores llaman a este fenómeno, el imperialismo, Vladimir Lenin, lo caracterizaba como un expansionismo en base a sus necesidades económicas, a la ampliación de capitales basados en la producción, en el contexto de la revolución industrial que llegaba desde Europa, sobre todo en Inglaterra. Primeramente, será de materias primas que años después se irán ampliando a la universalización del dólar, préstamos de dinero a otras naciones para tener de aliado a las burguesías locales, o servicios sociales como la seguridad social (sistema de pensiones).

Este plan de aplicación de su imperialismo, lo llevan a cabo desde el comienzo y debemos considerarlo, en el contexto también de las guerras independentistas en nuestro continente, como un proceso nada que ver con el proyecto de algunos líderes, encabezado por Simón Bolívar, José de San Martín y otr@s más, que pensaban en la liberación de la corona española y la consolidación de la verdadera unidad e integración latinoamericana. Para los Estados Unidos, la lucha del resto de las colonias por su independencia era un paso para posteriormente pasar a ser la potencia dominante en el continente y apoderarse primeramente de territorio de países vecinos como México, hallamos de Texas, Nuevo México, Dallas, por medio del envío de milicias de delincuentes, la compra de territorios como Nueva Orleans, Luisiana a los franceses, Alaska al imperio ruso y Florida a los españoles. Su anexión a finales del siglo XIX con la excusa de combatir los últimos reductos coloniales españoles, las Islas de Cuba, Puerto Rico que sigue siendo una colonia de ellos, y el propio interés del Canal de Panamá para optimizar sus maniobras comerciales.

En ese sentido, los líderes independentistas pasarán a ser parte de sus listas de enemigos, sobre todo en el caso de Simón Bolívar, que recién el año 2016 será sacado de la lista de enemigos en el mismo pentágono, ya que sus palabras a la nación del norte serán casi proféticas para lo que sería posteriormente el actuar de Washington, redactadas por Bolívar en una carta al encargado de negocios de la embajada británica, Patricio Campbell. «Los Estados Unidos parecen predestinados por la divina providencia para plagar la América de miseria en el nombre de la libertad». Para la Casa Blanca, la presencia de Simón Bolívar, caracterizado por sus agentes, como un líder de un ejército de indios y esclavos que levantaba un proyecto de unidad, la “Gran Colombia», era una amenaza a los futuros intereses imperiales.

La América independiente representaba para los Estados Unidos una nueva ventana a expandir sus intereses, obviamente en complicidad de las oligarquías traidoras que buscaban mantener sus privilegios a toda costa, posterior salida de la institucionalidad colonial y lograr intercambiar negocio. Este plan fue por varias etapas. Primeramente, en el siglo XIX recordemos la famosa «Doctrina Manifiesto», que consistía en la casi concepción religiosa, a la semejanza del sionismo de la «Nación Elegida» y que fue la excusa para extinguir a los pueblos indígenas del oeste por el oro presente en la zona y décadas después el petróleo en el siglo XX. La «Doctrina Monroe», en donde se colocaban como los cabrones y dueños del continente frente a cualquier amenaza europea, y posteriormente creerse con la potestad de invadir cualquier nación que para ellos desarrollara una falta grave a sus intereses, ejemplos como la invasión a México, Nicaragua, Panamá, y su complicidad con Inglaterra, en la toma de las Islas Malvinas oficialmente soberanas a Argentina.

El siglo XX será marcado tanto por la aplicación de la “Doctrina Truman” como la “Doctrina de Seguridad Nacional” que será netamente para impedir cualquier influencia de la Unión Soviética y el campo socialista y sus ideas a la sociedad comunista en nuestra América. Las consecuencias traerán varias operaciones, como el asesinato del candidato presidencial Eliecer Gaitán en Colombia, la invasión militar a naciones hermanas como Guatemala, nuevamente Nicaragua, Panamá, República Dominicana, Granada, la Cuba alzada en revolución que será su primera derrota en el continente. La otra fase será la preparación de golpes de estado en naciones, principalmente las del cono Sur, utilizando a oficiales de las Fuerzas Armadas sediciosos formados en sus escuelas como la de “Las Américas” que serán los futuros torturadores y asesinos de movimiento popular que en esos países buscarán su liberación. Como chilenos y chilenas, sabemos bien y nuestra memoria está de cómo los Estados Unidos promovieron el golpe de estado contra Salvador Allende. Otro actuar de este imperialismo será la preparación de paramilitares, para desestabilizar procesos de lucha como en El Salvador, Honduras, Guatemala, la propia Colombia o como la “Contra” en Nicaragua liberada por el FSLN (Frente Sandinista de Liberación Nacional).

El resto de los pueblos del mundo, más allá de nuestro continente, también verán la mano siniestra del imperialismo y plan de dominación. Recordados hechos como su apoyo a las “Guardias Blancas” anti-bolcheviques rusos, a los nacionalistas chinos contra las milicias del PC chino, otros apoyos donde estuvieron los norteamericanos buscando instalar gobiernos a sus fines, fueron como en Grecia, Indonesia donde es recordada los «Degollamientos de Yakarta», en Afganistán a las tribus sunies, o en Omán en la península de Arabia. Sus incursiones militares en Corea, Filipinas y el propio Vietnam, donde fueron derrotados, como también sus apoyos tanto en lo logístico como político a los golpes de estados desarrollados como en Irán, el Congo y su actitud solidaria con los regímenes racistas y coloniales en África.

Para el desarrollo de sus políticas, también los Estados Unidos orquestaron instancias multilaterales que hasta la actualidad son sus caballos de batalla para su actuar imperialista, la OTAN en lo militar y la OEA como defensores diplomáticos de sus intereses en nuestra América. Desde lo económico, bajo el paraguas del FMI (Fondo Monetario Internacional), el Banco Mundial y el ALCA (Área de Libre Comercio para las Américas), donde impusieron el saqueo y dominación a nuestros pueblos. Luego de la caída del campo socialista y la disolución de la Unión Soviética, las políticas imperiales se vuelcan a nivel global colocándose como primera potencia mundial y unificando criterios en todo aspecto para la nueva era marcada por el neoliberalismo en todo el globo. Elementos como el consenso de Washington serán el rayado de cancha tanto en lo político como en lo económico para el resto de las naciones y predominarán su dominación global.

Llegando a nuestros días, es urgente colocar la continuidad de las políticas imperiales por parte de los Estados Unidos. No pueden quedar como parte del baúl de los recuerdos o conceptos obsoletos que desde varios teóricos del postmodernismo y validados por la socialdemocracia europea y obviamente latinoamericana.

El contexto nos obliga como revolucionarios a entender la lucha de nuestros pueblos con perspectiva a nuestro horizonte ideológico que es el comunismo. El imperialismo norteamericano es un enemigo que hay que evidenciar y mantener vigente desde lo conceptual, y lo central en su actuar de dominación. Su historia está basada en la injerencia contra nuestro pueblo, como una forma de acumular sus intereses tanto en lo político, económico, social y lo militar a costas de la sangre y fuego de los pueblos del mundo…

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