Declaración de Red Roja ante la fuga del rey Juan Carlos

Red Roja (España)

El absceso de podredumbre estalló y el borbón – al que llaman emérito para mayor escarnio – escapó para asegurar el botín amasado durante décadas y su impunidad.

Pero la evidencia de la corrupción de la monarquía, permite desvelar otras.

La victoria del fascismo mediante una de las masacres más terribles de la historia moderna fue también un expolio masivo, una inmensa acumulación de capital robado, que garantizó su continuidad mediante la monarquía borbónica. Con las decenas de miles de asesinados que continúan enterrados en las cunetas – para vergüenza de gobiernos “progresistas” de todos los niveles del Estado – se pretende mantener sepultado también el saqueo gigantesco sobre el que se fundaron y en el que se desarrollan los grandes capitales del Reino de España.

La clave de bóveda sobre la que se ha venido asentando el pillaje supernumerario de las arcas públicas – que se suma a la explotación capitalista – es la monarquía borbónica. Y el rey, muy consciente de todo ello, ha venido exigiendo recibir el diezmo del gran negocio.

Con todas las complicidades políticas, también debidamente remuneradas, el monarca se constituyó en cúpula de la red de corrupción que ha permitido amasar fortunas a los propietarios de las grandes empresas. Las “mordidas del 3%” que salieron a relucir en Cataluña, son sólo una pequeña parte de la cascada de comisiones y sobornos que han edificado la fortuna del borbón y por debajo de él, de los diferentes niveles de la administración y de las empresas que obtienen beneficios a partir de decisiones políticas. Los viajes oficiales cargados de empresarios, destacados políticos y altos funcionarios, con el rey a la cabeza, son la imagen viva de la utilización del Estado al servicio del capital.

Es esa cadena de complicidades y delitos, que infecta a todas las estructuras de poder político y económico, la que ha mantenido la impunidad del rey como jefe de la banda de ladrones.

Felipe VI se sienta en un trono anegado en sangre y corrupción. Y lo ocupa por ser el hijo del rey designado por el dictador más criminal que ha conocido la historia de los pueblos del Estado español y también, heredero por parte de madre de la sangrienta y corrupta monarquía griega colaboradora directa de la dictadura fascista.

Los poderes fácticos – el capital y sus aparatos del Estado – con la complicidad del gobierno “progresista”, han obligado al borbón a escapar. Igual que cuando le exigieron la abdicación `pretenden que cambie algo para que nada cambie; y el “emérito” es el chivo expiatorio. En 2014 el detonante fue el miedo a una movilización popular alimentada por las consecuencias de la crisis y a la que se hizo creer entonces que “Podemos” cambiar las cosas mediante las elecciones.

Hoy, ante el tsunami económico y social que se está abatiendo sobre la clase obrera, la decisión ha sido fulminante para intentar apuntalar una monarquía cada vez más débil. Pero ahora, para mayor escarnio, el gobierno y los medios de comunicación del poder, intentan presentar la fuga del ladrón padre como una contribución a la estabilidad del trono del hijo.

La colaboración del gobierno PSOE – Podemos en el encubrimiento del ladrón fugado desvela una vez más su función real de apuntalamiento de todas las estructuras del Régimen del 78 y del gran capital. Y, por supuesto, su nula capacidad para cambiar un ápice el código genético franquista de los aparatos del Estado.

Mientras las cárceles están llenas de presos políticos, cuando están todavía calientes decisiones judiciales que intentan aplastar la libertad de expresión para denunciar a la misma monarquía de jóvenes raperos como Pablo Hasel o mantienen encarcelados a los dirigentes políticos catalanes que organizaron un referéndum, algún ingenuo podría preguntar: ¿Los altos tribunales del Estado pondrán al borbón en busca y captura? ¿Emitirá el Ministerio del Interior una orden de detención internacional? ¿Incautarán sus propiedades como garantía del pago de las enormes cantidades robadas precisamente por ejercer la máxima jefatura del Estado? Evidentemente, no. Y no se trata de buscar mediante las urnas a otro Podemos más poderoso.

La persecución de quienes reclaman libertad continuará, los muertos seguirán en las cunetas y sus asesinos seguirán muriendo impunes y cubiertos de medallas, mientras los pueblos del Estado español no mandemos al basurero de la historia a todas las estructuras de poder del Régimen que instauró la Constitución de 1978.

En estos momentos en los que la indignación popular pone de manifiesto la debilidad relativa de las estructuras de poder – y la propia huida del borbón es una muestra de ella – Red Roja llama a la clase obrera y a los pueblos del Estado español, así como a las organizaciones capaces de representar su soberanía e independencia a movilizarse contra la monarquía y por la ruptura con todas las instituciones herederas de la Dictadura.

Una tarea pendiente en un camino más largo.

Pero acabar con la monarquía y demás instituciones del Régimen del 78 es una tarea pendiente en un camino más largo.

Las crisis – y la que vivimos es de grandes proporciones – son momentos de oportunidad para impulsar la tarea histórica de una organización revolucionaria: contribuir a destruir el capitalismo y construir el socialismo. Sabemos también que ese objetivo requiere diseñar el camino que conduzca hacia la construcción del poder del pueblo y de la dirección política capaz de llevarlo a cabo.

Entendemos que el avance de ambos procesos no es el resultado de declaraciones de voluntad o de decisiones de despacho. Es posible sólo con las energías que la lucha de clases es capaz de desencadenar y a condición de que estas no puedan ser absorbidas y reconducidas a sus propios fines por el poder.

Con la finalidad de introducir elementos de ruptura con el orden actual en las luchas populares por sus necesidades vitales, Red Roja hace un llamamiento al debate para la constitución de un Frente de Salvación Popular1 cuyos puntos cumplan con el objetivo central: ser entendidos como imprescindibles por el pueblo e incapaces de ser otorgados por el poder, al que no cabe más que enfrentarse sin conciliación posible.

Tales elementos son:

1º Expropiación de la banca privada.

2º Negativa a pagar la llamada “deuda pública”.

3º Ruptura con los dictados de la UE.

4º Intervención de las grandes empresas de producción y distribución.

5º Implementar la planificación racional y democrática de la economía.

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